sábado, 5 de diciembre de 2009

José Calvo Poyato - Autor de El sueño de Hipatia


José Calvo Poyato tiene una trayectoria muy dilatada y solvente tanto como historiador como novelista. Su última novela “El sueño de Hipatia” publicada por Plaza y Janés nos ofrece una acción trepidante en dos épocas distintas pero tan coincidentes a la vez porque el ser humano es el mismo de siempre. El autor nos concede esta entrevista con la que quiere adentrarnos en su nuevo trabajo y en una reflexión sobre el mundo de hoy como reflejo del de ayer.

1. Creo que todas las novelas son mentira, incluso las históricas ¿qué opinas de esta afirmación?

Tiene algo de verdad y digo algo solamente. Yo siempre he dicho que una novela es una obra de ficción y que en una novela histórica el sustantivo es novela por lo tanto ficción y el calificativo histórica por lo tanto a nadie se le puede pasar por la cabeza que cuando yo en el sueño de Hipatia recreo un diálogo estaba al otro lado de la puerta escuchando lo que decían con una grabadora. Por lo tanto, en cierto modo eso que dices tiene una buena parte de verdad. Ahora yo añadiría que en el caso de una novela histórica, si se trata de una buena novela histórica, probablemente la ambientación ha podido ser cuidada en el sentido de que la gente de la época vive de una manera, se viste de una manera. Si esto se ha recogido con cierto rigor podemos tener una obra de ficción en la que se han recogido elementos que pertenecen al mundo real.

2. ¿En tu caso quién manda cuando escribes el Catedrático de Historia o el escritor?

En el caso de una novela sin duda alguna el escritor. Yo escribí mi primera novela histórica por una razón muy concreta. Yo había trabajado mucho en la época del final de los Austrias y el comienzo de los Borbones, de hecho mi tesis doctoral versa sobre ello. Y creo que a todos los historiadores, o por lo menos a muchos, nos termina despertando simpatía o antipatía aquellos personajes a los que nos hemos acercado mucho. Y yo tengo que confesar que para mí con un personaje tan débil desde el punto de vista histórico como Carlos II el historiador no podía tomarse ninguna licencia con la debilidad de ese personaje pero un novelista sí. Por lo tanto yo me permití licencias cuando escribí el “Hechizo del Rey”. Fue una manera de presentar un Carlos II que teniendo un cierto perfil histórico respondía a ciertas percepciones puramente personales. El novelista puede dejar correr la imaginación, la fantasía pero el historiador se debe a la rigurosidad de su método y a interpretar lo más limpiamente que el entienda los datos y la documentación que tiene por delante. Otra cosa es que esos datos o fuentes puedan estar viciadas, yo siempre he dicho que la Historia la escriben los vencedores y por lo tanto nos dan una visión que es la suya y con esa trabajamos los historiadores. Ahora, con esos datos, el historiador puede intentar leer entre líneas pero debe ser muy fiel a la documentación que maneja pero el novelista no tiene ese problema.

3. Donald Burton es inglés y protagoniza la parte moderna de la novela ¿porqué no un español?

Por una razón fundamental: la España de 1947-1948 no estaba para muchos trotes. Era una España donde había mucha hambre, donde había dificultad de abastecimiento, donde las necesidades alimenticias se satisfacían con cartillas de racionamiento por tanto plantear allí un periodista que puede salir, que puede viajar por el extranjero con facilidad cuando el régimen de franco en ese momento está aislado internacionalmente hubiera supuesto una situación mucho menos creíble que en manos de un británico.

4. La época de Hipatia se parece mucho a la nuestra. El cristianismo quería imponer por la fuerza su doctrina ¿no se parece eso mucho a lo que está pasando en nuestros días con muchos temas?

Hay muchos elementos que nos permiten establecer un paralelismo entre aquel mundo y el nuestro. Yo iría incluso más allá. Creo que el mundo de la Alejandría que vivió Hipatia, finales del siglo IV principios del V es un mundo agotado. Ni siquiera estamos hablando de crisis sino de agotamiento. Hay elementos que me permiten vislumbrar que nosotros también estamos en el final de un ciclo y no lo digo porque halla una ola de pesimismo que inunda el mundo occidental o porque estemos en una crisis de proporciones muy importantes, sino por hechos que se viene dando por ejemplo: el mundo rico de aquella época a pesar de que estaba en crisis era el mundo romano y había mucha gente fuera del imperio que querían entrar en ese mundo rico, porque se vivía mejor sencillamente de hecho las autoridades romanas concentran las legiones en las fronteras que ejercen mecanismos de control para tratar de que la gente no entrara. No hace falta tener mucha imaginación para trazar el paralelismo. Otro hecho: aquella época se caracterizó por una grave crisis de la natalidad, los matrimonios tenían pocos hijos mientras los pueblos que vivían fuera se desarrollaban demográficamente con mayor intensidad. Vuelvo a plantear que no hace falta tener mucha imaginación para encontrar los paralelismos. Los romanos habían forjado su imperio a base de golpe militar, un distintivo del imperio romano eran sus legiones en esa época los romanos no tenían muchas ganas de ser soldados y luego retirarse a recibir los beneficios asi que contrataban tropas mercenarias que se encargaban de defender esa frontera. La gran frase de aquella época era “pan y circo”. Los circos se llenaban como ahora y no hace falta tener mucha imaginación para saber cuáles son los circos de ahora donde la gente se reúne los domingos a gritar y a vociferar y luego todos queremos una subvención, ese pan que se pedía en la frase. Creo que hablamos de un mundo donde la esperanza se había perdido, donde las viejas religiones no daba respuesta a las necesidades de aquella gente… sigo pensando que no hace falta echar a volar mucho la imaginación para ver las similitudes.
Hoy sabemos que elemento sustituyó a ese mundo, a esa civilización greco-latina, romana que se hundía estrepitosamente y que fue ese cristianismo que tiene un sector muy fanático que va a imponer muchas veces sus criterios. Yo no acabo de ver que puede sustituir a este mundo, tal vez en algún sitio del planeta se esté gestando ya algo que todavía no hemos sido capaces de detectar los contemporáneos y que dentro de unas décadas digamos esto fue lo que acabó con este mundo, si es que este mundo se acaba, que a lo mejor no se acaba, no lo sé.

5. ¿Cuál es el mensaje que nos quedará después de la lectura de “El sueño de Hipatia”, con que reflexión nos dejas después de habernos entretenido con una buena novela?

La novela tiene dos partes con las que he pretendido dos cosas distintas además de ese mensaje al que aludes. Tiene una parte que la podemos considerar una novela histórica, que recrea la vida de aquella Alejandría que vivió Hipatia. Luego hay otra parte que es más de intriga, lo que los anglosajones llaman thriller y que pretende que el lector pase las páginas queriendo descubrir el desenlace. Pero fundamentalmente “El sueño de Hipatia” es un alegato contra el fanatismo y contra la intolerancia y señala que si la humanidad sigue por ese camino me parece que no va a ninguna parte. Sin revelar mucho de la novela, lo que se traen Donald y Anne de el sueño de Hipatia es la necesidad de comprensión de que mi cultura no es “la” cultura, que mis actitudes ante la vida no son “las” actitudes ante la vida, mis formas de entender lo que me rodea no son “las” formas de entender lo que me rodea si no que hay culturas diferentes, maneras de ver la vida distintas y que su cultura no es mejor ni peor que la mía, solamente es la suya y que la humanidad puede ser que camine por esa dirección si somos capaces de hacerlo pero como halla uno que quiera imponer lo que son sus planteamientos por la fuerza, por la violencia, va por muy mal camino. El mensaje de “El sueño de Hipatia quiere ser un mensaje de esperanza y de ilusión al pensar que eso es posible.

6. Es inevitable mencionar “Ágora “, la última película de Alejandro Amenábar ¿a qué se debe esta coincidencia?

No sé cuando Amenábar empezó su proyecto sobre Hipatia, creo que él ha dicho que llegó hasta Hipatia porque es un enamorado de la astronomía e Hipatia es una conocida astrónoma del mundo antiguo. Yo no llegué a Hipatia por esa vía, yo llegué a ella porque siempre me han interesado las mujeres que han tratado de romper los esquemas que la sociedad de su tiempo les quiso imponer. Ya lo había hecho en “La dama del dragón” con Caterina Sforza. Estaba leyendo un ensayo sobre Hipatia de una historiadora croata y me encontré con el personaje y pensé que esta era una de las mujeres que había que rescatar lo mismo que me había ocurrido con Caterina Sforza. Comencé a indagar y me di cuenta que hay muy poco sobre Hipatia, que es muy poco lo que podemos afirmar con rigurosidad. Probablemente se pueden llenar dos o tres folios. Por eso me interesaba el marco histórico en que ella vivió y que le podía dar cuerpo a una novela. Y así empezó la novela. Luego, a principios de este año mi editor me preguntó que cómo llevaba mi novela de Hipatia. Nunca me había puesto plazo para entregar un texto pero me plantearon si les podía entregar el original en junio. En principio me quedé un poco sorprendido y pregunté que porque para junio. Me dijeron ellos, yo no sabía nada, que Amenábar estrenaba en otoño una película y queremos sacar la novela en el momento que se estrene la película. Por eso cuando dicen que ha sido una coincidencia, no, nosotros asumimos el reto de publicarla en estas fechas y entendimos que era un momento oportuno para publicarla ya que mucha gente se iba a interesar por Hipatia a raíz de la película.

7. Vemos como al padre de Hipatia se le cae el mundo encima al recibir la noticia de que le ha nacido una hija ¿no es esto algo misógino? Luego el padre de Hipatia cambia su actitud y la cría en la ciencia y el conocimiento.

Se ha dicho muchas veces que la mujer entra en un papel secundario cuando el cristianismo toma las riendas de la sociedad. Pero el papel de la mujer antes de que el cristianismo tomara las riendas era ya un papel secundario. Alguien podría llamarse a error al pensar que eso se produce justo en ese momento. Yo he querido poner de manifiesto como en una familia que no es cristiana que vive bajo la formación clásica desde el punto de vista académico, que se siente hija de esa civilización greco-latina, al recibir la noticia de que era una niña, la desilusión en Teón es patente. He querido recoger que eso era una realidad, que la mujer ya estaba relegada a un papel secundario incluso en una sociedad como aquella y que no hay que culpar al cristianismo solo por ser el cristianismo, a cada cual lo suyo.
Luego hay una relación de padre e hija muy tierna en la que el padre va viendo como esa niña se va convirtiendo en una cabeza muy bien armada, capaz de llegar muy lejos y el padre se va entusiasmando. Luego de la escena del ágora las costuras de la túnica de Teón crujen porque está feliz de ver que aquella hija que le produjo al principio tanto desencanto se ha convertido en un personaje muy importante.

8. Recomiéndanos dos libros.

“La cuarta cruzada y el saqueo de Constantinopla” de Jonathan Phillips (Crítica) y una novela histórica “el Rey Felón” de José Luis Corral.



martes, 3 de noviembre de 2009

Myriam Chirousse - Vino y Miel


Myriam Chirousse (Francia, 1973), nos concede esta entrevista en Madrid en la que hablamos de su primera novela “Vino y Miel” (Alfaguara, 2009). Traductora de profesión desde 2004, tradujo “Historia del Rey Transparente” de Rosa Montero al francés. Heredó el español como lengua de un padre viajero por Suramérica y ya tiene ideas para la que será su segunda novela.

1. ¿Cómo nació “Vino y miel”?

Al ser mi primera novela no me di cuenta. Un día algo emerge de las sombras de la imaginación. De alguna parte de mí, de algo del inconsciente. Surge poco a poco. Tardé muchísimo en escribirla y sobre todo en concebirla. Escribir el texto tal como está fueron unos cuatro años pero concibiéndola, todo el universo casi quince. Cuando digo esto hay meses e incluso algunos años en que no he escrito pero aun así sigue existiendo, sigue creciendo. No sé de donde vienen las novelas, por qué se imponen con tanta fuerza.
Yo pensaba que era una novela muy larga, muy arriesgada para una primera novela. Yo comencé escribiendo cuentos para niños y pensé en comenzar con una novela más pequeña y asequible y luego cuando me publicaran podría permitirme algo más grande y lo intenté, empecé a escribirlas pero no funcionaron, la novela se mantenía, “quiero vivir” como el arranque de la novela.

2. ¿Y por qué aquella época, el final del Absolutismo y el inicio de la República pasando por la Revolución francesa?

La historia es muy actual, podría ocurrir en cualquier época. Cuando comencé a concebir la novela, por el año 1989, en Francia era el bicentenario de la Revolución francesa. Ya tenía el germen de los personajes y me fascinaba lo que se decía alrededor. Se hablaba mucho de aquella época, incluso presentaban el telediario vestidos como entonces. Me gustaba mucho el ambiente de aquella época. Pasar del Absolutismo a un sistema como el de la República, ese tránsito, me servía para representar el paso de mis personajes de la infancia a la madurez. El absolutismo corresponde para mis personajes con su infancia y la República con su edad adulta.

3. Las máquinas forman parte de la novela: Guillaume de Salerac inventa, entre otros artilugios, un globo aerostático, el padre de Charles, el Conde Etienne de l’Eperay tiene unos autómatas y luego vemos el invento por excelencia, la guillotina. ¿Qué representan?

Me gustan y las tres representan algo. El globo, es cierto que en ese año, 1788, fue el primer viaje en globo aerostático. Siendo Judith muy vitalista este representa su capacidad de ir a cualquier parte incluso volar. Es vitalista, tiene un amor a la vida tremendo, puede volar si quiere, lo pasa mal, sufre, pero ama la vida, ama el amor. El globo es su búsqueda de algo mejor, más alto. La guillotina en cambio representa el terror, parte del terror que lleva Charles dentro, la venganza. No puede superar sus demonios de otra manera que cortando, cortando en la carne. El globo es una manera de superar las cosas hacia arriba hacia la vida, la guillotina hacia abajo cortando, dañando. Los autómatas son versiones mecánicas de los humanos que hacen lo mismo siempre. El Conde también tiene sus cicatrices, ha sido criado de esta manera, con mucha violencia y repite como un autómata lo mismo que en su pasado. Son su espejo, le representan.

4. ¿Te gusta que la novela se defina como un drama romántico o como neo romanticismo?

Pues no lo sé. Sería romántica en el sentido literario del siglo XIX, que contiene sentimientos totales, la búsqueda de sueños. Neo romántica en el sentido de ser heredera del XIX sí. No es una novela realista ni costumbrista, es una novela de grandes sentimientos y pasiones.

5. ¿Es Judith una heroína moderna?

Es ella la que mantiene a la familia, la que la salva. Charles no se atreve a sentir. Al principio va vestido como hijo del Conde, con una máscara en una comedia. Charles vive en su oscuridad pero en él hay un despertar que le brinda Judith. Son complementarios. A lo mejor Charles también puede subir a un globo como Judith y vivir otra cosa. Al final queda la esperanza de vivir otra cosa.

6. Hay suficiente difusión de escritores españoles en Francia.

No mucho la verdad. Como en todas partes hay muchos ingleses y americanos aparte de los franceses. Hay editoriales que están traduciendo a los españoles y latinoamericanos. Yo lo lamento mucho siendo traductora. Me gustaría servir de puente. Yo traduje a Rosa Montero, “Historia del Rey transparente” y también “Instrucciones para salvar el mundo”.

7. ¿Cómo llegaste al español como traductora?

Tenía una profesora en el instituto que enseñaba español, era española y hablaba de su tierra con mucha ternura. Además mi padre en los setentas viajó por Sudamérica haciendo música con una banda un poco hippie y me crié con esas canciones en español. Luego vine a vivir a Madrid en el 2000.

Myriam Chirousse está satisfecha con el trabajo de traducción de José Luis López Muñoz y nos contó que se quedó muy impresionada la primera vez que leyó las primeras páginas de la traducción al español: estaba en shock, era su novela en otras palabras, una sensación nueva para ella siendo escritora y traductora. También nos habló de qué irá su segunda novela pero por ahora le guardaremos el secreto.

Pedro Crenes

martes, 27 de octubre de 2009

Jorge Herralde - 40 aniversario Anagrama



1) Con motivo del 40 aniversario de la creación de la editorial Anagrama, aparece en el mercado la nueva colección “Otra vuelta de tuerca”.

Herralde: Sí, se trata una colección que está especialmente dedicada a los libreros de cabecera y a los lectores muy lectores, compuesta por títulos de narrativa y ensayo, editados en los años 70. Es dar una nueva oportunidad a títulos que ya están en nuestro catálogo y que con el paso de los años han quedado desconocidos para las nuevas generaciones o para el lector despistado, al no existir, en esa época, los libros de bolsillo que le brindan una segunda vida a las obras. Ha sido muy bien acogida por la prensa y los lectores.

2) ¿Cuántos títulos podemos esperar este año?

Este año saldrán en total ocho, de los cuales ya hay seis en las librerías: Los ángeles del infierno de Hunter Thompson, Historia argentina, de Rodrigo Fresán, La fortaleza asediada, de Qian Zhongshu, El rey de las dos Sicilias, de Andrzej Kuzniewicz y títulos de un mismo autor unificados en un mismo volumen como es el caso de Tom Ripley y los ensayos autobiográficos de Thomas Bernhard.

3) Retoma a uno de los grandes escritores chinos del siglo XX, considerado en su propio país como autor “inmortal”.

Lo leí en la edición que publicó primero mi gran amigo Christian Bourgois en francés y lo publicamos en Anagrama hace unos veinte años. Tuvo buenas críticas pero pasó un tanto inadvertido. La moda china aún no había despertado, ni existía la sed de conocer su cultura. Espero que esta vez sea mejor apreciado por los lectores.

4) ¿Qué novedades tendremos en este último trimestre?

Ya empezamos con Belén Gopegui. Deseo de ser punk es una novela más breve y quizá más accesible, donde habla la voz absolutamente verosímil de una chica adolescente, trufada con música pop; Una novelita lúmpen, de Roberto Bolaño que en su día había pasado muy desapercibida; la novela de Isabel Fonseca, Vínculo; los ensayo de Martín Amis, El segundo avión, donde reflexiona sobre el atentado del 11 de septiembre, el fundamentalismo islamista

5) Ataca de nuevo Amis, tan polémico…

Me hace gracia, en los suplementos salen él y su esposa, Isabel Fonseca, como las grandes parejas literarias: Scott y Zelda Fitzgerarld, o como Simonne de Beauvoir y Sartre. Es muy fuerte y convive con las controversias que suscita, un enfat terrible que va camino de ser un vieille terrible. Súper inteligente, puedes estar más o menos o nada de acuerdo con un libro, pero lo que resulta indiscutible es que se trata del autor vivo con más talento en lengua inglesa.

6) Sigamos con las novedades

Presentamos un libro muy divertido, Burlando a la parca, de Josh Bazell, que los periódicos nacionales lo han identificado como un cruce entre Doctor House y Los Soprano; me parece que es acertado y me acabo de enterar de que se va a hacer una película con Leonardo Di Caprio. Llegamos al número 400 de la colección “Argumentos”, la única que se mantiene de aquel periodo; llegamos al número 500 de “Compactos” y suma y sigue.

7) Es verdad, Anagrama como parte de Quinteto, Biblioteca Anagrama de RBA

Sí, y ahora en Argentina. En otoño, el periódico Página 12, ofrecerá a sus lectores una colección de 40 títulos con la antología de las mejores obras de la editorial.

Anagrama imparable, para muchos aniversarios más

Eso espero.

Entrevista y Fotografía: Laura Hernández


domingo, 25 de octubre de 2009

Mari Jungstedt - Nadie lo ha oído





1) Nos ha parecido un libro más maduro, ¿Está de acuerdo?

Nadie lo ha visto fue mi primer libro, por eso en el desarrollo y progresión debe notarse algún avance. Me alegra que hayáis notado ese progreso.

2) ¿De qué situaciones, personajes, o partes del libro se siente más orgullosa?

Espero haber podido haber definido a Fanny de forma que el lector capte la fragilidad de la juventud; hay muchos jóvenes que tienen mucha carga sobre sus hombros debido a que la familia no funciona bien. Me gustaría que los lectores pudieran tener los mismos sentimientos que yo para con este personaje. No se si me siento orgulloso de ella pero creo que es la protagonista más importarte de la historia.

3) ¿Qué tipo de lector tiene en mente que cuando esta escribiendo la novela?

Después de unos seis meses de pensar, documentar y escribir, entro en los dos últimos meses que llamo “periodo histérico”. En ese período yo escribo lo que creo que debo escribir, la historia está tan viva en mí que no pienso en nada más, no puedo pensar si el lector será un anciano o un joven o una mujer de mediana edad.

4) ¿Tiene el desenlace del libro decidido al comenzar a escribir o puede cambiarlo según avanza su creación?

Tengo siempre la intriga principal pensada y nunca cambio estas cosas, pero otras partes de la historia sí cambian y adquieren nuevas características. Pero el quién y el por qué no lo cambio nunca.

5) ¿Ha tenido personajes o escenas que han cobrado vida propia?

En este libro no, pero en el último que he escrito, el séptimo de la serie sí. Allí Karín, la ayudante de Knutas, es la encargada de iniciar una investigación y de repente en mi mente vi aparecer un hombre en la escena. No sabía quién era ni que se proponía, no estaba previsto, pero tuve que escribir sobre él y cobró vida propia y protagonismo. Así que mientras escribo yo mismo estoy intrigada pues no se en qué va a terminar alguna situación.

6) Nadie lo ha visto nos pareció un libro muy femenino, Nadie lo ha oído ¿equilibra un poco lo masculino y lo femenino?

Sí, aunque los protagonistas son hombres no hacen el ridículo tanto por sus torpezas; además las mujeres cometen torpezas parecidas. En Nadie lo ha visto hasta las chicas del instituto eran las que perjudicaban a otras haciendo bulling, algo que no es habitual ya que normalmente se piensa en chicos abusando de otros chicos pero no en chicas. Sí, en Nadie lo ha oído lo masculino y femenino está más equilibrado.

7) Un 70% por ciento de nuestros seguidores es mujer, las editoriales están llenas de mujeres, y hay muchas escritoras de éxito como usted, ¿es el libro el verdadero reino de las mujeres en la tierra?

Es una idea que no me había planteado, pero sí, puede ser un lugar donde las mujeres podemos hacer lo que queramos, sentirnos libres por completo y incluso superar numéricamente a los hombres. Sin embargo, escribiendo sigue habiendo más escritores que escritoras de éxito. No obstante, me alegra mucho cuando presento un libro y no sólo vienen mujeres sino también hombres de diferentes edades a quienes les ha gustado el dinamismo de la acción y les ha cautivado.

8) ¿Por qué cree que la sociedad actual que demanda cada vez más novela negra?

Las series policiales y de investigación y los crímenes que se cometen cerca de todos nosotros cada vez interesan más. Por eso no es de extrañar que cada vez más personas quieran participar de intrigas que les hacen imaginar quién será el asesino y las causas que hay detrás de cada acto.

9) Ahora que las ideologías políticas han abandonado casi del todo la literatura ¿Cuál es el papel social del escritor?

En Suecia el papel político sigue plenamente activo. Los libros de novela negra incluyen una abundante crítica social y política. Es conveniente quitar el velo que ha idealizado la sociedad nórdica y destapar los problemas que afectan a tantas personas, el alcoholismo, el bulling, el maltrato femenino, el poco interés en los jóvenes… todo eso debe cambiar y los escritores suecos procuramos señalar esas faltas.

10) Cuéntenos por que debemos visitar Suecia

Estocolmo en verano es la ciudad de la luz. Con veinte horas de sol, el visitar sus islas es todo un placer.

11) Recomiéndenos un libro de novela negra y otro de literatura general

Maldad de Jan Guillou (no editado en España) en negra y Ojos azules de Toni Morrison en general.

Pepe Rodríguez

jueves, 22 de octubre de 2009

José Ovejero - La comedia salvaje


José Ovejero (Madrid, 1958) es de esos escritores de raza que no renuncian a su buen hacer literario. Viviendo a caballo entre Bruselas y Madrid, nos concedió esta entrevista en el Café de las Letras en Madrid y conversamos con él sobre “La comedia salvaje” (alfaguara, 2009) una novela sobre la Guerra Civil que es diálogo, reflexión y que viene a dar una perspectiva distinta de aquella contienda que nunca debió ocurrir.

1. ¿Cómo llegaste hasta la “Comedia Salvaje”?

Pues no lo sé muy bien porque la verdad es un libro atípico en mi producción. Hasta ahora mis libros eran más bien sombríos, duros y de pronto empezó a interesarme esta posibilidad de escribir sobre la Guerra Civil intentando hacerlo de una manera distinta, no por afán de originalidad que es siempre un poco banal, sino porque me daba la impresión de que se podían decir otras cosas que no se estaban diciendo.
Y la novela empieza con esta idea de un personaje, que todavía no sabía muy bien ni quien era ni como se llamaba ni que hacía, recorriendo España con mirada alucinada preguntándose si él está loco o si se ha vuelto loco todo el mundo a su alrededor. Y claro, inmediatamente se me planteó el paralelismo con Don Quijote recorriendo también España o parte de ella diciéndose “en qué mundo estoy” y sin saber muy bien de qué lado está. Y de pronto escribí la primera escena de este tipo gritando “¡todo es mentira y la realidad no es esto!”. Y empecé a desarrollar y a escribir escenas y empecé a disfrutar enormemente el intentar acercarme a la Guerra Civil desde la comedia, desde una comedia que intente no respetar nada. Al fin y al cabo la comedia es un modo de explorar los límites de lo que está permitido y lo que no, los tabúes, lo vulgar, ir más allá de lo que debieras y empecé a tocar distintos aspectos que tenían que ver con la Guerra y poco a poco fue cuajándose el libro.

2. ¿Comedia o surrealismo? Porque en muchos aspectos nos recuerda un poco a “Amanece que no es poco” de Berlanga. Porque hay momento que son absolutamente hilarante por lo que tiene de extravagantes.

Es una comedia que yo no sé si es una comedia de carcajada, quizás no, es una comedia más bien de esa sensación de extrañeza que tiene uno ante el absurdo, incluso ante el absurdo cruel y brutal, y lo onírico o esa especie de surrealismo viene de que aunque las situaciones son absurdas el tratamiento del contexto es absolutamente realista. Es un poco como en los sueños en los que ocurre algo absurdo pero lo ves todo con una gran claridad, con una gran precisión, es todo muy plástico y por eso creo que se tiene la sensación de sueño porque todo es muy real pero al mismo tiempo no es posible.

3. Tú vives en Bruselas y vienes de fuera a reírte, por decirlo de una forma, de todos estos mitos tan sagrados, y sobre todo hoy día con esto de la memoria histórica, y llegas y en vez de “besar el santo” lo empujas…

Quizás me haya ayudado a hacerlo el vivir fuera, esa especie de distancia que además necesitas para la comedia, porque en la comedia tienes que distanciarte de alguna manera lo mismo que con la ironía, tienes que desdoblarte, tienes que verlo, acercarte a ello y alejarte para poder reírte de ello. Probablemente en eso influye el hecho de que viva fuera y claro, escribir una comedia para satisfacer al público, para que se rían los que tienen que reírse, para que tu bando, digamos, encuentre muy gracioso porque pones a caldo a los demás no tiene sentido. Yo creo que la comedia, si lo digo va a sonar a provocación gratuita, pero de alguna manera la comedia tiene que ofender al que te está leyendo en el sentido de que quien te está leyendo tenga que plantearse también sus propios tabúes, aquello en lo que cree y ver que alguien se está riendo de lo que cree y ver cómo reacciona. En el fondo es como un diálogo con el lector donde se cuestiona lo que hace gracia y lo que no.

4. Visto desde fuera, y cada español emigrado o no tiene su bando, da la sensación de que hay un exceso de esa memoria, de continuar constantemente con ese rencor que debemos supera de alguna forma.

Es una cuestión muy delicada porque superarlo no es olvidarlo. Entonces toda esta historia de la memoria histórica en el fondo es algo muy manipulativo porque te impone una serie de recuerdos, es decir, cómo tienes que acordarte de aquello porque la historia se supone que es objetiva, la memoria totalmente subjetiva ¿cómo conjugo eso?, y al final es el poder el que te dice como tienes que recordar las cosas y depende de quien está en el poder tienes que recordarla de una manera o de otra.
Yo creo que “La comedia salvaje” lo que intenta es escapar a esa imposición de “cómo tengo que recordar”, entre otras cosas, es algo que se dice muy poco, porque yo no me acuerdo, porque yo no vivía y la mayoría de los que hemos escrito sobre la Guerra Civil no la vivimos. Entonces lo que yo hago es acentuar esa subjetividad e incluso romper con verosimilitud y el libro no empieza por casualidad con la frase “¡Es mentira! ¡Todo es mentira!”.

5. El hecho de que el protagonista se llame Benjamín comunica una idea de que el último en llegar o el más pequeño es el que viene para “salvar a la patria” por decirlo así ¿Crees que somos nosotros, los últimos en llegar, los llamados a salvarnos de estos recuerdos?

No sé por qué elegí el nombre de Benjamín, es totalmente casual, no hay una razón real ni he pensado en un símbolo. Lo que si me gusta de él es que, como le dice Azaña al principio, es un “personaje insignificante”. Al final no nos salvan los grandes héroes sino que nos salva la insignificancia. Y este hombre efectivamente es el menos adecuado para hacer nada heroico y de hecho no lo hace el pobre. Me gustaba este individuo que no entiende lo que sucede a su alrededor y que sin embargo tiene que sobrevivir en ese mundo enloquecido y poco a poco va sobreviviendo con ayuda de esta mujer que es un paralelo de Sancho Panza que devuelve a su amo a la realidad, pues ella devuelve a su compañero a lo práctico, a escaparse de las balas, a escaparse cuando les tienen encerrados.

6. Podemos reírnos sin olvidar. ¿Crees que es posible esta combinación con la Guerra Civil? Porque reímos al leer la novela pero esto definitivamente pasó ¿Tuviste algún reparo por poder herir alguna memoria?

Los tuve pero me impuse la tarea de olvidarlos. Porque, primero, es una novela. Porque cuando decimos “es la realidad”, no es verdad, fingimos que es la realidad. El problema que yo le veo a buena parte de esta literatura de la memoria histórica es que se inventa algo pero intenta convencernos de que eso es lo que sucedió. Entonces, surge la paradoja de la ficción que pretende contar algo objetivo. Y yo lo que hago aquí es una vez y otra recordar al lector “¡Es mentira! ¡Todo es mentira!”, esto es una invención. Benjamín de pronto desaparece: estamos operando no con la realidad sino con las representaciones que el lector se hace de la realidad. En ese sentido no me parece inmoral.
Por otra parte, la comedia con mucha frecuencia opera sobre la tragedia. Mi experimento es ¿ha pasado suficiente tiempo para que podamos reírnos o todavía no? y si todavía no ¿por qué? Esa es la cuestión. Podemos reírnos de una guerra del siglo XVI y no hay ningún problema moral a pesar de que el sufrimiento era tan real como el de la Guerra Civil.
Debemos aprender que la Guerra Civil empieza a ser ya parte de la Historia y no podemos convertirla en un presente continuo, y que de alguna manera se imponga continuamente a nuestros recuerdos, a nuestra vida política, a nuestras posiciones políticas. Creo que es el momento de ensayar a ver si me puedo reír de todo esto. Lo he intentado, probablemente se ofenderá alguna gente, qué le vamos a hacer.

7. En “La comedia salvaje” derribas mitos. Dos de ellos dentro de la Guerra Civil son los nacionalismos catalán y vasco. Llegas a decir de los catalanes por ejemplo: “Ser catalán es un misterio profundo” y de los vascos: “Si te digo la verdad, prefiero a los moros; los moros saben lo que quieren; los vascos sólo saben lo que no quieren, así que no dejan de quejarse”…

Lo de los vascos, la segunda parte es pura maldad, lo primero es una cita. Buena parte de la novela está construida con citas. Lo que dice Azaña aunque suene absurdo está construido con discursos de Azaña. Lo que dice Ortega que está por allí levitando y separándose del suelo convirtiéndose en un fantasma, lo que dice son cosas de sus discursos políticos, de sus escritos.
El mito nacional ya sea el catalán, ya sea el vasco o español me parecen discursos desfasados. No rechazo el nacionalismo en sí, creo que tuvo un valor histórico, por ejemplo la emancipación frente a la monarquías absolutas, el ligar la tierra a la lengua, tuvo en discurso emancipatorio. Hoy a mí me parece que es un discurso conservador y retrógrado. Entiendo el nacionalismo de un grupo, en un territorio que considera que sus intereses no están representados y quieren que se representen de otra manera. Ahora, ese nacionalismo que habla, de la raza no porque está mal visto, ahora hablan del pueblo, después de la raza hablaron de la etnia ahora como aquello tampoco quedaba bien hablan del pueblo y todo eso me parece absolutamente ridículo. Iba a decir lo siento, pero no lo siento, me parece ridículo seguir hablando del “pueblo” como si hubiese una esencia del ser vasco, del ser español, del ser catalán. Utilizo discursos de la época que leídos desde hoy, pero que son la base de muchos discursos de hoy. Que el cráneo catalán es distinto del castellano está sacado d escritos de la época o que la tierra catalana absorbe a quien llega y todo el que llega se convierte en catalán a no ser que tenga mala voluntad como los castellanos. Me gustó la idea de jugar con todos esos mitos absurdos con los que todavía hay como una especie de tabú si eres de izquierdas, porque si eres de derechas eres anti catalán. Pues yo siendo de izquierdas me río de ese catalanismo esencial, como me río del españolismo esencial.

8. ¿Crees que la novela abrirá de alguna forma un nuevo camino para relacionarnos con aquellos hechos?

No lo sé. A mí me parece que entre otras cosas la novela es una invitación al diálogo, una invitación a la reflexión. Una comedia es algo muy serio o así me la planteo yo. No solo se trata de conseguir la carcajada del público, como dije no creo que sea una novela de carcajadas, sino más bien es una invitación al diálogo a través de aquello que nos hace o no gracia. Es como esos espejos que distorsionan la imagen, te ves y no te reconoces es España y no es España.

9. ¿Cómo se ve España desde fuera?

La verdad es que durante un tiempo España no me ha interesado en lo más mínimo y en mi literatura estaba muy, muy poco presente. No sé porque en los últimos años estuve dándole más vueltas al tema, quizá porque ahora voy y vengo más, comparo más. De alguna manera vengo a España, soy español, pero en muchos sentidos no me siento particularmente español y quizá por eso me está inspirando más para escribir aunque estoy seguro que la siguiente novela no va a tener que ver nada con España, no se trata ahora que me centre solo en ese tema.

10. Has dicho que “a pesar de que últimamente se habla del espléndido momento de la literatura española, yo creo que no es para tanto. Hay demasiada homogeneidad, demasiado poco atrevimiento”. ¿Podrías matizarnos esta declaración?

Es probablemente una exageración. Lo que pienso es que a menudo no solo la literatura española, los escritores nos hemos vuelto demasiado complacientes. Aunque todos maldecimos el mercado de alguna manera somos conscientes de él y estamos escribiendo para un público que nos aplauda y esa es la peor manera de escribir. Es preferible pensar que el público no va aplaudir sino a tirarte piedras pero antes de hacerlo piensa en lo que está haciendo. Sin ser un provocador, que no va en mi carácter, si busco una confrontación con el lector. A lo mejor no tengo razón pero dime por qué, dame argumentos, discútemelo y he allí el dialogo.

11. Recomiéndanos dos libros.

“Salir a robar caballos” de Per Petterson. Y “Ariadna en Naxos” de Javier Azpeitia

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Javier Menéndez Llamazares autor de El método Coue


1.¿Cómo nació esta novela? Dices en la dedicatoria que a tu madre le habría gustado escribirla.

Me gustaría poder decir que fue un lento proceso de decantación, que la historia estuvo en mi cabeza hasta adquirir forma de novela y que salió por sí sola cuando finalmente estuvo lista. Me gustaría, pero realmente no fue así. Y no lo fue, porque hubo un momento que desencadenó la escritura. Esa chispa surgió cuando nos vimos obligados a desmontar la antigua casa de mis abuelos, y cada miembro de la familia quiso quedarse con algún recuerdo material. Yo tenía muy claro lo que quería: la antigua fotografía que tenían en el salón. Y cuando la tuve en mis manos, mientras miraba a aquellos dos desconocidos tan familiares, no tuve otro remedio que contar su historia. Algo que mi madre también habría querido hacer, por supuesto. Para ella era algo aún más personal: había conocido a los protagonistas y era, en cierto modo, parte de la historia.

2. ¿Cómo fue la etapa de documentación de esta novela? Son muchos los datos que manejas.

Larga, muy larga. E intensa. Pero es que hay que entender que los datos que yo manejaba eran realmente escasos: apenas una historia de trasmisión oral, que puede resumirse en diez minutos, y un puñado de testimonios personales teñidos de nostalgia y leyenda. Más el hecho de que yo no sabía prácticamente nada del marco histórico. Afortunadamente, pertenezco a una generación que ignora alegremente los grandes desastres del siglo XX. Así que me planteé ambientar la novela del mejor modo posible, y dediqué casi un año a investigar los entresijos de la guerra civil, de la postguerra, de la Alemania nazi, del intramundo falangista, de la aviación de la época, etc. Pero lo realmente complejo fue utilizar después todo ese corpus de información, ir dosificándola para no lastrar demasiado el ritmo de la historia, y no convertir el libro en un compendio de curiosidades.

3. Haces una advertencia al principio, antes de comenzar a leer la novela. ¿Por qué la creíste necesaria? ¿Para los lectores habituales el hecho de que sea una “novela” no es suficiente?

Me costó mucho poder incluir ese caveat lector; el editor mantenía precisamente esa opinión, la de que las novelas son, por definición, ficción. En este caso, sin embargo, yo había mezclado voluntariamente hechos ficticios con personas de carne y hueso. Creo que el lector tenía derecho a saber que ni todo era verídico, ni todo era inventado. Especialmente en este caso, pues todos sabemos cómo funciona el mercado editorial, y yo era perfectamente consciente de que, en algún momento, aparecería una frase promocional asegurando que se trataba de una historia "basada en hechos reales".

4. La novela arranca con la vuelta de Manuel Llamazares como héroe a su León natal ¿Tan esperpénticos éramos los españoles en el año 1944?

No, éramos aún peores. Durante la investigación me encontré con un dato muy revelador: pese a la idea, tan extendida, de que en aquellos años se pasó hambre por culpa de la pertinaz sequía y de las consecuencias de la guerra, lo cierto es que las cosechas fueron muy buenas. Lo que falló es que el gobierno no conseguía combustible, y no podía abastecer a la población. Contado así, parece cómico, pero sufrir aquel tiempo tuvo que ser grotesco. Claro que habrá opiniones para todos, porque no faltaba a quien le iba realmente bien en medio de aquella miseria.

5. ¿Crees que a los españoles nos cuesta vernos como héroes de guerra (o identificarnos con ellos) en esas fechas cuando parecía que todo heroísmo a nivel mundial lo habían acaparado los aliados?

Hay que tener en cuenta que España se acostó germanófila -por no decir directamente "pronazi"-, y se levantó aliadófila. En aquel momento no interesaba ya resaltar nuestros "pecadillos", sino ponerse a bien con el vencedor. Un proceso que, por cierto, tuvo que resultar muy difícil, pues los aliados no dejaban de ser los mismos que nos quitaron Cuba y los que ocupaban Gibraltar, dos heridas muy sangrantes en aquella época. Hoy día, y sin entrar en consideraciones ideológicas, podríamos estar tentados de pensar que a aquellos españoles se les robó la gloria. Pero ya sabemos que la historia siempre la escriben los vencedores.

6. ¿Cómo te encontraste con el método de Émile Coué y como llegó a convertirse en el nombre de tu novela?

Hay dos rasgos fundamentales que definen, como personaje, a Manuel Llamazares: la testarudez y el optimismo. Y eso es precisamente lo que ofrece el método Coué: la esperanza de cambiar la realidad mediante la voluntad. Cuando Émile Coué hizo públicas sus teorías, no se le tomó muy en serio. Yo las descubrí precisamente por eso: en una monografía alemana de los años cuarenta encontré una mención muy despectiva a la "teoría de Coué". En cuanto investigué sobre el tema, quedé absolutamente fascinado por la propuesta de Coué.

7. ¿Qué le debe “El método Coué” al cine? Muchas de las escenas tanto las bélicas como las de cercanía de personajes son muy cinematográficas.

El cine y la literatura utilizan lenguajes que son parcialmente intercambiables. Y ambos toman del otro cualquier elemento que les pueda beneficiar. No ocurre sólo entre estas dos disciplinas: también la música o el cómic interactúan con la literatura, porque todo es válido a la hora de contar una historia, que es de lo que se trata. Lo que no se puede pretender es ignorar los recursos que están a nuestro alcance, y escribir como si todavía viviéramos en el siglo XIX. De todos modos, no creo que sea un fenómeno que me afecte sólamente a mí: a todos, en mayor o menor medida, nos influye la dialéctica de lo audiovisual, porque forma parte de nuestra realidad cotidiana. Y no es ni bueno ni malo; simplemente, es así.

8. Manuel vive su particular “guerra” con el amor y parece que al final ganó ¿Te parece el amor un conflicto?

No creo que sea, exactamente, una guerra. Manuel persigue la felicidad, y el amor es uno de sus componentes fundamentales. Y le pasa lo que a todo el mundo: a veces sale bien y a veces no. Pero, si el mundo a tu alrededor se ha vuelto completamente loco y se ha entregado a una orgía de autodestrucción, entonces el amor se vuelve más necesario que nunca. ¿El amor como conflicto? Bueno, cada uno tiene sus intereses, sus expectativas y sus preferencias. Lo complicado -y lo mágico- es conseguir que dos personas encajen.

9. Cuando Manuel se instala con “La chica” en aquella “mancebía”, con cámaras y micrófonos típicos de la Gestapo dice de los escritores que es mejor “no llegar nunca a la persona. Porque siempre, siempre te decepcionan”. ¿Qué piensas sobre esto?

Imagino que le habrá ocurrido a mucha gente: lees un libro, escuchas una canción o admiras un cuadro y automáticamente piensas que el autor debe de ser una persona excepcional. Y luego, cuando conoces al creador, te das cuenta de que tiene defectos, o incluso que es un ser despreciable. Y es que proyectamos las virtudes de una obra en la persona que la ha creado, lo que es una atribución errónea. No es que opine que todos los escritores sean unos cabrones, si no que hay que acercarse a ellos como a cualquier otra persona, dejándose de reverencias.

10. Cuéntanos un poco de la historia de cómo llegó “El método Coué” a Editorial Funambulista.

De la manera más inesperada; yo había terminado el libro pero no tenía editor. Mientras buscaba uno, puse en mi blog un anticipo de la novela, los primeros cinco capítulos, que cualquiera podía descargarse. Entonces, por cuestiones laborales, tuve contacto con algunos editores literarios, y en mis correos electrónicos solía incluir al pie, junto a la firma, un enlace a mi blog. Sorprendentemente, un día me escribió Max Lacruz, el director de Funambulista; había descubierto el avance de la novela y me pidió que le enviara el resto del manuscrito. En tres días me llamó por teléfono: no había acabado el libro, pero quería publicarlo. A mí me sorprendió tanto que le dije que mejor lo leyera entero, por si acaso luego se arrepentía. Unos días después, me envió un mensaje que decía "El final también me gusta", y que adjuntaba un contrato de edición.

11. Tus personajes fluyen con la historia, entran y salen sin forzar la historia, no se imponen se presentan y viven ¿Bajo qué influencia literaria dirías que te encuentras?

A mí me gusta pensar que estoy dentro de la (reciente) tradición de narradores leoneses. Mi forma de narrar y mi afición por lo insólito tienen mucho que ver con la pasión de los libros de Juan Pedro Aparicio y José María Merino. Creo que hay algunas conexiones entre mi libro y "El año del francés", por ejemplo. Y hay una tendencia irrefrenable hacia la ironía que creo que me la ha contagiado Luis Mateo Díez, es el escritor en castellano que más me ha influído. Pero también me siento deudor de otros muchos autores, por supuesto: adoro a Giovanni Guareschi y a Tabucchi. Y he aprendido mucho de John Irving. Más allá de estas influencias, no me veo en ninguna corriente literaria. Además, todo eso me sobrepasa; no sé que es el afterpop ni el ciberpunk ni nada de eso. A mí me interesan los buenos libros, nada más.

12. Esta historia tiene su germen en la oralidad, viene de lejos en la familia ¿Cuál es tu relación con la oralidad?

Bueno, yo soy un chico de los ochenta; cuando me hablan de filandones, de tradición oral, de etnografía y cosas así, me suena todo muy lejano. Nosotros crecimos con la tele y la LODE. La relación con lo literario es practicamente siempre a través de la escritura. Sin embargo, la oralidad nunca desaparece del todo: está en las leyendas urbanas, en los chistes... en todos los recursos sociales que escapan del control mediático. Pero esta historia, como ocurre con todas las que se conservan por tradición oral, tenía tanta fuerza que fue capaz de llegar hasta mí, aunque lo hiciera nadando contracorriente.

Pedro Crenes


RESEÑA DEL LIBRO




domingo, 13 de septiembre de 2009

Álvaro Colomer - Los Bosques de Upsala


















1.- Esta es su tercera novela después de ‘La calle de los suicidios’ y ‘Mimodrama de una ciudad muerta’, y la tercera también donde aborda el tema de la muerte, en este caso desde la perspectiva del suicidio. ¿Siente que cierra una trilogía sobre este tema?

La creación de la ‘Trilogía de la muerte urbana’ es casual. Quiero decir que, cuando escribí la primera de las tres novelas, no era consciente de que estaba iniciando una trilogía. Sin embargo, cuando abordé el tema de la segunda novela, que giraba en torno a la vida en las interioridades de un tanatorio, me di cuenta de que casi ningún autor estaba hablando de un modo riguroso sobre la ocultación de la muerte que se lleva a cabo en las grandes ciudades. Y esa omisión me interesó mucho.

2.- ¿Qué aspectos son los que más le interesa explorar acerca del suicidio en Los bosques de Upsala?

Mi intención ha sido destacar un aspecto de nuestra sociedad que me parece desolador: el suicidio como muerte ignorada. Pese a ser la forma más desoladora de morir de cuantas existen, el ciudadano medio tiende a ignorar el suicidio. Es un tabú del que se prefiere no hablar. La actitud normal en un ser humano es negar la posibilidad del suicidio tanto de sí mismo como de los demás. Y eso hace que, cuando la gente se quita la vida, los de su alrededor tiendan a no hablar del modo en que esa su pariente, amigo o pareja murió.

3.- ¿Hasta qué punto considera que una historia tan sombría como ésta sea también una historia de amor, de amor propio y de pasión amorosa?

‘Los bosques de Upsala’ es, por encima de todo, una historia de amor. Una historia de amor extrema, radical, tenebrosa. Pero historia de amor a fin de cuentas. Porque muchos suicidas, aun cuando odien la vida, tienen una sensibilidad extraordinaria. A menudo dicha sensibilidad es la que les lleva al suicidio, ya que no soportan el dolor, la soledad y la miseria que detectan por todas partes. Igualmente, los familiares de los suicidas se quedan con un sentimiento amoroso muy intenso en sus corazones. Un sentimiento de amor que se ve incrementado por la incomprensión que queda en su interior por el acto cometido por el suicida.

4.- ¿Cómo se documentó, tanto en temas relativos al suicidio como a aquellos de índole entomológica, para escribir esta novela?

Mi faceta periodística me permite acceder a muchos temas que, en algunas ocasiones, acabanconvirtiéndose en novelas. Hace algunos años la revista Interviú me encargó hacer un reportaje sobre la primera colonia de mosquitos tigre detectada en España. Para realizar aquel reportaje contacté con entomólogos que llevaban años buscando a ese mosquito. Me pareció una labor fascinante. De ahí saqué la idea para convertir a mi personaje principal, Julio, en un entomólogo cuya labor consiste en buscar el primer ejemplar de mosquito tigre en España.
El otro tema, el del suicidio, nació espontáneamente. Era un tema que me interesaba desde hacía años. Para documentarme contacté con Carmen Tejedor, la experta en suicidios más importante de España, ubicada en el Hospital Sant Pau de Barcelona. Un día me pidió que hiciera un documental sobre el tema para uso interno del hospital. Acepté encantado, entre otras cosas porque eso me permitió adentrarme en la problemática del suicidio de un modo mucho más eficaz. Ese documental –hoy de uso cotidiano en todos los hospitales psiquiátricos de España- me ayudó a comprender cómo funciona la mente de un suicida.

5.- ¿Cree, como lo hace en determinado momento Julio, que estamos rodeados de suicidas en potencia, la mayoría controlados por antidepresivos u otros elementos como la televisión o el alcohol, por ejemplo?

Las estadísticas demuestran que el suicidio es mucho más frecuente de lo que podemos sospechar. Es la primera causa de muerte violenta en el mundo, muy por encima del homicidio o incluso los accidentes de tráfico. Cada día se suicidan 2.233 personas en el mundo, 1 cada 40 segundos, por tanto una media de un millón de personas al año; por el contrario, cada día se cometen 1.424 homicidios, 1 cada minuto, y hay 849 muertos por conflicto armado, 35 cada hora. En España hay 3.500 personas que se suicidan cada año, frente a 400 homicidios y 6.000 muertos por accidente de tráfico.

Y todavía hay más datos que responden a su pregunta: por cada suicidio consumado, hay 30 intentos de suicidios fracasados. Es decir, que por cada persona que muere, hay 30 que han intentado morir. Si en España tenemos 3.500 suicidas al año, tenemos a unas 100.000 personas que lo intentan durante ese mismo periodo de tiempo. Es una cifra escalofriante que hace pensar que sí, que estamos rodeados de depresivos y suicidas en potencia. Además, según las estadísticas, de esas 100.000 personas, un 12% habrán logrado suicidarse en el plazo de diez años respecto a su primer intento, y una de cada tres volverá a intentarlo en breve. Hablando con claridad: el suicidio es la gran epidemia del siglo XXI.

6.- ¿Cuánto de crítica social, pero también de confesión, de ficción y de realidad, hay en su novela?

Lógicamente, esta es una pregunta trampa. Entiendo que mis nueve años dedicándome a abordar el tema de la muerte desde distintas ópticas pueda hacerme parecer un escritor algo macabro. Pero mi condición de escritor me permite tomar distancia con los temas más oscuros del alma humana.
Hace poco leí una declaración del escritor Haruki Murakami. Decía que su condición de escritor le
permitía descender hasta el subconsciente y regresar al exterior sin problemas. Estoy absolutamente de acuerdo con estas palabras.

7.- ¿De qué temas, piensa, no queremos hablar nunca las personas? ¿Son esos temas, precisamente, sobre los cuáles le interesa hablar?

Las personas no quieren hablar de la muerte y, claro, un día llega la muerte y nadie está preparado para recibirla. Si habláramos abiertamente de ese tema, la aceptaríamos con más naturalidad.

8.- Al abordar temas como la muerte, la soledad o la locura en tus libros, ¿cuál piensa que es el terreno del cual se debería encargar la literatura –la suya al menos- en estos días?

No tengo ninguna idea concreta sobre cómo debe ser la literatura o, mejor dicho, creo que la literatura debe abordar absolutamente todos los temas, desde los más absurdos hasta los más serios. Por eso respecto a los autores de todas las cuerdas: literatura negra, literatura pop, literatura posthumana, literatura ciberpunk.... Sin embargo, creo que hay una literatura que debería de ser más tratada y que, sin embargo, abordan muy pocos autores españoles de mi generación. Esa literatura estaría cercana a lo que hace cincuenta años llamaban ‘literatura del compromiso’. Me refiero a una literatura que pretenda afectar a la realidad, que cree debate, que aborde cuestiones de las que la prensa no se hace eco de un modo sincero. Creo que los autores de mi generación se inclinan hacia ciertas corrientes estéticas o experimentales de enorme interés metaliterario, pero de poco interés para los lectores normales y corrientes. Mi interés está en la gente de la calle, no en la gente de mi círculo laboral.

9.- David Foster Wallace escribió que la literatura debía cumplir con la misión de perturbar a quienes están en paz y ofrecerle consuelo a quienes la han perdido. ¿Comparte esa visión?

Suscribo totalmente esta idea de la literatura. De hecho, puedo afirmar sin ningún tipo de pudor que toda mi obra de ficción se basa en esa idea: perturbar a quienes están en paz y ofrecer consuelo a los que perdieron la paz. En este sentido, ‘Los bosques de Upsala’ pretende dar una explicación a los familiares de los suicidas. Durante la investigación de este libro hablé con muchas personas que habían perdido a familiares por culpa del suicidio. El sentimiento de abandono de estos parientes es extraordinario. Existe un tabú enorme respecto al tema del suicidio, un tabú que hace que la gente que perdió a familiares por culpa del suicidio no pueda en algunos casos ni mencionar la palabra suicidio.

He conocido a gente que no puede mencionar esa palabra porque tienen un bloqueo mental al respecto y porque les avergüenza reconocer que tienen un suicida en su familia. Mi trabajo pretende rendir homenaje a cuantas familias sufren en su seno ese problema. Y, por el otro lado, también quiero ‘perturbar a quienes están en paz’, es decir, explicar a la gente que hay una gran parte de la población que tiene pensamientos suicidas o que sufre las consecuencias de esos pensamientos en sus familiares.

Quiero que la gente se entere de eso y que, de una vez por todas, exijan al gobierno que tome cartas en el asunto. Porque el suicidio tiene tratamiento médico. Si el gobierno hiciera campañas al respecto, campañas tan severas como la que se está haciendo contra los accidentes de tráfico, el 95 por ciento de las personas con pensamientos autolesivos dejarían de tenerlos.

10.- ¿Qué dirección piensa tomar a partir de ahora en tu narrativa?

Lo cierto es que tengo muchas ganas de abandonar el tema de la muerte, al menos de un modo directo. Quiero decir que deseo alejarme de los personajes que tengan un contacto muy directo con la muerte, bien sea porque trabajan en oficios vinculados con la misma, bien sea porque piensan continuamente en ella. Fíjese que las tres novelas de la ‘Trilogía de la muerte urbana’ están escritas en primera persona. Esto significa que, durante nueve años, he tratado de ponerme en la piel de personas que no hacen más que pensar en la muerte. Este ejercicio ha sido en parte doloroso, aun cuando no me haya afectado de un modo especial. En ese sentido, me hago propias las palabras de Thomas Bernhard: ‘No pienso en absoluto en la muerte, pero la muerte piensa constantemente en mí’. Ahora, nueve años después de haber iniciado este proyecto, quiero mirar la vida desde otra perspectiva. Por eso estoy empezando atorcer la mirada hacia la guerra. Sé que puede parecer que escribir sobre la guerra es escribir, de nuevo, sobre la muerte. Pero no es cierto. En la guerra se extreman todas las emociones, desde las positivas (amor, amistad, honor) a las negativas (destrucción, dolor, de nuevo muerte).


domingo, 2 de agosto de 2009

Carlos Zanón - Autor de Tarde, mal y nunca



















1) ¿Qué razones han motivado el cambio de registro desde la poesía a esta novela?

Ninguna en especial. Me considero escritor y desde siempre he combinado escribir poesía y prosa. Mi irrupción en el mundo de la poesía con 'El sabor de tu boca borracha' ocurrió muy pronto y en el mundo de la novela mucho más tarde. Eso es todo. Para mí cada proyecto necesita un lenguaje. A veces es un libro de poemas, a veces una narración o una novela. Pero siento y hago lo mismo al escribir en un formato o en otro. Soy yo. Son mis demonios. Siempre.

2) ¿Por qué ha preferido mantener el tono fuerte y escabroso del libro pudiendo haberlo rebajado con dosis de humor?

En el libro hay momentos de humor pero el tono puede ser fuerte pero nada gratuito. La violencia no es divertida ni la puedes saborear siempre distante y lejana. O al menos, eso es lo que quería hacer con esta historia. La violencia es un lenguaje que todos entienden, el lenguaje de los fuertes no de los justos. El lenguaje que embriaga a quien lo ejerce pero que rompe a quien lo sufren, consentido o no. Ahí no cabían bromas.

3) ¿Hacía qué grupo de lectores va dirigido principalmente?

A ninguno en especial.

4) Sobre su forma de escribir novela ¿Tiene todo decidido previamente antes de sentarse a escribir o los personajes toman el mando y deciden la narración?

Empiezo con un mapa, a mitad de camino, quemo el mapa y sigo con brújula. Y después de hecho el viaje, rehago el mapa y tiro y corto lo que creo que sobra. Los personajes viven. Piden protagonismo que a veces no les puedes dar por cuestión de equilibrios. Pero el compromiso del autor con el personaje es que sea veraz. Que parezca cierto. No ser un cliché o una caricatura.

5) ¿Cuáles son sus planes de futuro?

He acabado un libro de poemas 'Tic tac tic tac' y me han ofrecido escribir una obra de teatro para un grupo que empieza ¡e irme de vacaciones!


sábado, 25 de julio de 2009

Ignacio del Valle - Autor de Los demonios de Berlín


1-¿Qué representa para Ignacio del Valle el conflicto bélico?

Un momento en el que caen todas las máscaras y cada uno se conoce a sí mismo.

2-¿Cuándo nació tu pasión por el tema de la guerra y sus aledaños?

En realidad mi pasión es por la condición humana, por sus deseos, frustraciones, odios y amores, ambiciones, sueños… en el corazón humano es donde se dirime todo, el bien y el mal, la verdad y la mentira, con toda la dimensión trágica y la vez cómica que puede alcanzar. Y ese conflicto existe tanto en medio de una guerra como en medio de un desayuno de pareja entre croasán y croasán.

3-Tu novela Los demonios de Berlín es muy cinematográfica, ¿qué le debe tu literatura al mundo del cine?

Es evidente que mi visión literaria está muy contaminada por las imágenes, por la estructura de guión, y por ende mi escritura es visual, sencilla que no simple. Mi fascinación por el cine viene desde muy pequeño, en especial por ese cine negro de personajes recortados y diálogos como disparos. Siempre digo que si quieres ver arte y ensayo de verdad tienes que ponerte “La condesa descalza”.

4-Al final de la historia Bach rompe el silencio o lo tiñe de esperanza, ¿qué significa para ti la música y cómo la vives?

Bach, Purcell, Couperin, Telemann, Corelli… a mí también me salvan la vida, como a Arturo Andrade. Creo que con eso está todo dicho.

5-Ahora que ya se ha ido esta última novela, ¿qué es escribir para Ignacio del Valle?

Es mi manera de estar en el mundo, mi forma de mantenerme cuerdo, el mecanismo que permite que nunca llegue al cinismo y me quede como mucho en la ironía.

6-¿Arturo Andrade volverá a las andadas?, ¿cuándo nació?

Llegó al mundo de una manera inesperada en “El arte de matar dragones”, y adquirió una fuerza inaudita, porque comenzó a volverse complejo, prismático, ambiguo, una pera en dulce para un escritor, te lo aseguro. Y que vuelva al papel depende sobre todo de las ganas que tenga de aguantarme tres años más, que es lo que tardo en escribir cada una de sus novelas. Y de que los lectores le echen de menos, por supuesto.

7-El amor es también un conflicto bélico si se mira bien. Arturo Andrade pierde esta batalla, y ¿también la guerra? ¿Tendrá su oportunidad?

Quién sabe, la vida es una tómbola, ya lo decía Marisol y antes que ella Boecio: la historia es una rueda, la inconstancia es su esencia, subámonos a sus radios y no nos quejemos cuando nos lance al abismo, porque los buenos tiempos pasan, pero también los malos. Esta mutabilidad es nuestra tragedia, pero también nuestra esperanza…

8-Hay quijotesco en Arturo, hasta tiene escudero, Manolete. ¿Qué opinas de esta observación?

Ejem… ladran, Sancho, luego cabalgamos…

9-Los demonios de Berlín es una novela muy bien documentada. Leí en tu blog que alguien decía que te tomarías alguna licencia histórica como en tu novela anterior. ¿Qué opinas de la fidelidad histórica y de la verosimilitud?

Una novela ha de estar rigurosamente documentada para tomarte luego las licencias necesarias. Lo importante no es que lo que cuentes sea real, sino verosímil. Por ejemplo, Arturo Andrade, un español, en las profundidades del búnker: poco probable, pero no imposible. Con eso es suficiente.

10-¿Qué tienes entre manos como proyecto literario?

Una novela coral, contemporánea, en la que intento poner un espejo ante el mundo que nos rodea, y pasar a ambos lados.



lunes, 13 de julio de 2009

Gisa Klönne - Autora de Aguas heladas


1) ¿De qué situaciones, personajes, o partes del libro se siente más orgullosa?

Esta es una pregunta realmente difícil porque Aguas Heladas es un libro que me gusta mucho. Por ejemplo, estoy muy orgullosa del personaje de la anciana. Es un personaje muy importante en el libro y que hace muchas cosas que afectan al desarrollo del relato del crimen. Cuando empecé a pensar en la novela sentí que este personaje estaba ahí, es un personaje que tiene problemas de las personas mayores, se les olvida las cosas, le duele la espalda, pero es una mujer que lucha para vivir como ella quiere vivir. Muchos lectores se han dirigido a mí y me han dicho que el personaje de la anciana les ha impresionado, hay muchas mujeres mayores que me han preguntado cómo, siendo yo tan joven, haya sido capaz de describir tan bien a una anciana y sus problemas. Sentí este personaje y es un personaje que ha llegado al lector y esto me enorgullece.

2) ¿Qué tipo de lector cree que disfrutará más de su lectura?

Cuando empecé a escribir, pensé que sobretodo serían mujeres las que disfrutarían de la lectura de mis libros pero me di cuenta que hay muchos hombres que también disfrutan de mis novelas y además, otra cosa que me ha sorprendido es que la generación de mis padres, los que tienen 60 años, les encantan mis libros.

3) ¿Tiene el desenlace del libro decidido al comenzar a escribir o puede cambiarlo según avanza su creación?

Conozco el desenlace, siempre hago un plan muy detallado, planifico los personajes, los crímenes, sé quién ha cometido el asesinato y sus razones. Sé cómo termina el libro, si no lo supiera me resultaría muy difícil escribir la novela porque no me gustan las novelas donde en las últimas páginas de repente aparece el malo, un personaje q nunca había aparecido antes, no me parece divertido. Creo que el lector de novela negra, cuando descubre el asesino al final de la novela tiene q pensar “esto lo hubiera podido averiguar en la página 50, siempre estuvo allí y no fui capaz de verlo”. Para escribir de este modo tengo que saberlo todo de antemano.

4) ¿Qué cree que tiene la sociedad actual que demanda cada vez más novela negra?

Vivimos en una sociedad estable y nos sentimos seguros en ella pero al mismo tiempo sabemos que no hay nada seguro y que algo horrible puede ocurrir en cualquier momento, sabemos que no hay nada que garantice nuestra estabilidad. En una sociedad moderna y democrática sigue siendo fácil, uno puede controlar casi todo, uno es capaz de vivir tranquilamente, así que es muy cómodo sentarse en su sofá y ponerse a leer algo sobre la parte obscura de la vida. Imagino que en épocas de guerra la gente quiere leer novelas que traten de amor y no de asesinatos.