sábado, 25 de julio de 2009

Ignacio del Valle - Autor de Los demonios de Berlín


1-¿Qué representa para Ignacio del Valle el conflicto bélico?

Un momento en el que caen todas las máscaras y cada uno se conoce a sí mismo.

2-¿Cuándo nació tu pasión por el tema de la guerra y sus aledaños?

En realidad mi pasión es por la condición humana, por sus deseos, frustraciones, odios y amores, ambiciones, sueños… en el corazón humano es donde se dirime todo, el bien y el mal, la verdad y la mentira, con toda la dimensión trágica y la vez cómica que puede alcanzar. Y ese conflicto existe tanto en medio de una guerra como en medio de un desayuno de pareja entre croasán y croasán.

3-Tu novela Los demonios de Berlín es muy cinematográfica, ¿qué le debe tu literatura al mundo del cine?

Es evidente que mi visión literaria está muy contaminada por las imágenes, por la estructura de guión, y por ende mi escritura es visual, sencilla que no simple. Mi fascinación por el cine viene desde muy pequeño, en especial por ese cine negro de personajes recortados y diálogos como disparos. Siempre digo que si quieres ver arte y ensayo de verdad tienes que ponerte “La condesa descalza”.

4-Al final de la historia Bach rompe el silencio o lo tiñe de esperanza, ¿qué significa para ti la música y cómo la vives?

Bach, Purcell, Couperin, Telemann, Corelli… a mí también me salvan la vida, como a Arturo Andrade. Creo que con eso está todo dicho.

5-Ahora que ya se ha ido esta última novela, ¿qué es escribir para Ignacio del Valle?

Es mi manera de estar en el mundo, mi forma de mantenerme cuerdo, el mecanismo que permite que nunca llegue al cinismo y me quede como mucho en la ironía.

6-¿Arturo Andrade volverá a las andadas?, ¿cuándo nació?

Llegó al mundo de una manera inesperada en “El arte de matar dragones”, y adquirió una fuerza inaudita, porque comenzó a volverse complejo, prismático, ambiguo, una pera en dulce para un escritor, te lo aseguro. Y que vuelva al papel depende sobre todo de las ganas que tenga de aguantarme tres años más, que es lo que tardo en escribir cada una de sus novelas. Y de que los lectores le echen de menos, por supuesto.

7-El amor es también un conflicto bélico si se mira bien. Arturo Andrade pierde esta batalla, y ¿también la guerra? ¿Tendrá su oportunidad?

Quién sabe, la vida es una tómbola, ya lo decía Marisol y antes que ella Boecio: la historia es una rueda, la inconstancia es su esencia, subámonos a sus radios y no nos quejemos cuando nos lance al abismo, porque los buenos tiempos pasan, pero también los malos. Esta mutabilidad es nuestra tragedia, pero también nuestra esperanza…

8-Hay quijotesco en Arturo, hasta tiene escudero, Manolete. ¿Qué opinas de esta observación?

Ejem… ladran, Sancho, luego cabalgamos…

9-Los demonios de Berlín es una novela muy bien documentada. Leí en tu blog que alguien decía que te tomarías alguna licencia histórica como en tu novela anterior. ¿Qué opinas de la fidelidad histórica y de la verosimilitud?

Una novela ha de estar rigurosamente documentada para tomarte luego las licencias necesarias. Lo importante no es que lo que cuentes sea real, sino verosímil. Por ejemplo, Arturo Andrade, un español, en las profundidades del búnker: poco probable, pero no imposible. Con eso es suficiente.

10-¿Qué tienes entre manos como proyecto literario?

Una novela coral, contemporánea, en la que intento poner un espejo ante el mundo que nos rodea, y pasar a ambos lados.



2 comentarios:

  1. "...mi forma de mantenerme cuerdo". Siento lo mismo.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. "Esta mutabilidad es nuestra tragedia, pero también nuestra esperanza…" ;o)!

    ResponderEliminar